Según expertos, el cerebro humano procesa cuatroscientos mil millones de bit de información por segundo, de los cuales solo somos concientes de dos mil, eso quiere decir que hay muchos detalles de la realidad que no advertimos cabalmente y que, de esta manera, se potencia a que no todas las personas perciban las mismas cosas. Ahora bien, ¿Por qué este exordio tan estrambótico? Es que me parece que sería una revisión irresoluta no acuciar de entrada mi perspectiva centralizada para diferenciarla de una completamente subjetiva. Es cierto que toda apreciación es siempre, en mayor o menor medida, subjetiva, pero quiero denotar que hay aspectos muy puntuales por los cuales le otorgo tal nota. También es verdad que muchos de los que la miren verán una serie loli con dos géneros bien marcados (comedia y slice of life) que la extralimita a objetivos no muy profundos, y es así porque no está excenta de eso, por supuesto, pero escudriño un valor agregado bastante importante para mi en el hecho de que advierto una suntuosidad en la construcción de su humor, que, muy estrechamente relacionada con vivencias comunes, la hace a la vez simple, divertida, consuetudinaria y perspicaz. Porque hay que convenir que si no se tiene conocimientos de japonés o se encuentra un buen fansub habrá muchas bromas basadas en lo verbal (detralles del lenguaje, juegos con el hiragana y demás) y también en hábitos y costumbres que pasarán desapercibidas y no se entenderán.
Como amante de literatos como Saki o Wilde, que hacen de sutilezas una variante, que encuentra humor en ámbitos diferentes a los de las demás personas, me pareció que las fresitas Mashimaro tienen en su comedia algo singular, por supuesto no por esto sea una versión nipona de Dorothy Parker, pero si tomamos -al menos yo lo hago- al animé como un entretenimiento y no como un arte estricta como la literatura, entonces se puede encontrar mucha complacencia en la composición de la serie, sin exigir mucho de ella, está claro.
Hay un valor simbiótico en la combinación comedia-slice of life que la hacen atrayente, puesto que no es un humor hilarante sino agudo, que se apolla en la sencillez de vivencias cotidianas y en, a la vez, sus estrafalarios personajes. Bueno, en realidad es Miu Matsuoka la peculiar. Sin ella el humor sería reducido a niveles considerables.
Los personajes han sido creados, como es común, con personalidades desemejantes (La enérgica, la estudiosa, la inútil, la ridícula, la holgazana..) para otorgarle más variantes a la serie. Entre ellos, quizá, no hay evolución importante, pero no es algo que se exija teniendo en cuenta que carece de trama, sino que son sucesiones de hechos acomodados en cierta armonía.
Desde luego que hay momentos para tomarse el rostro, no deja de ser una serie con lolitas, pero sobrepasa de sobremanera todo tipo de prejuicios y logra salir airosa del mote de lo ordinario.
NOTA: 9.4/10 |