Por 4ta vez se dará inicio un poco tarde al concurso de la historia de terror, soprendenos con tu gran historia y gana cards y el respeto de los federados incluyendo Geroldo protagonista No1 del concurso
El concurso consiste en escribir una historia de terror y concursar para ver quien de los federados es el mejor creando historias de terror.
Reglas
Cualquier miembro del club puede participar
Cada miembro puede escribir de 1 a 2 historias
La historia puede ser inventada, una anécdota e incluso una historia basada en el club (sin faltar mucho el respeto)
No hay ningún mínimo o límite en cuanto a la extensión de la historia.
Se pueden editar los post hasta la fecha límite
No copiar historias de otros sitios, repetir de ediciones anteriores y/o copiar de otro usuario (contando ediciones anteriores).
Respetar a los participantes y votantes
No puedes votar por tu misma historia
Las historias solo contarán hasta la fecha límite
Duración del concurso
Fecha para escribir historia.
Comienza 13/10/2017-31/10/2017
Votación
31/10/2017-10/11/2017
*Las fechas están sujetas a cambios*
Votación
La votación se llevará de la siguiente manera:
La historia considerada mejor se lleva 5 puntos y así hasta legar al 1.
Gana la historia con más puntos.
1- Mi gran otouto 5 puntos.
2- El sacrificio, la 7ma circuncisión 4 puntos.
3- Sobredosis de art 3 puntos.
4- El marcianito toma la fede 2 puntos.
5- La venganza de los Ronbots 1 punto.
premios:
Por participar te llevarás una card.
Si quedas en los primeros 3 lugares obtendrás una card especial.
Si participaste en alguna de las 3 ediciones anteriores (independientemente si perdiste o ganaste) obtendrás una card especial.
En mis pesadillas más oscuras siempre suena el teléfono. No quiero atenderlo, pero no puedo evitar hacerlo. Levanto el teléfono y apoyo mi oído contra el auricular. Estática. Como siempre. Es lo que sucede despues de atender lo que realmente me aterra. Se abre una puerta detrás de mi y una voz en la oscuridad me invita a pasar. No quiero hacerlo pero mis piernas ya se están moviendo. Y en ese cuarto sin muebles ni ventanas, con las paredes ennegrecidas por el hollín y el moho, hay una sola lampara iluminando un cadaver pudriendose en el suelo. El cuerpo no tiene cabeza pero me habla de todas maneras. Me dice que lo acompañe a conocer los secretos ocultos en lo profundo. Donde el cadáver estaba ahora hay un hoyo. No quiero saltar, pero ya estoy cayendo. Y en mi trayecto hacia abajo puedo ver sus diabólicas caras sin expresión. Quieren sangre. La de quien sea. La mía.
Cuando despues de siglos alcanzo tierra solida y me encuentro de pie como si no hubiera caído cientos de metros, me encuentro en el medio de un cementerio. Solamente veo tumbas sin nombre, extendiéndose infinitamente en todas direcciones. Recuerdos de la Peste invaden mi mente. Puedo ver el fuego, la enfermedad, la muerte y esas malditas caras pudriéndose en una fosa común. La tierra cede a mis pies y puedo ver sus manos huesudas y podridas deseando arrastrarme al infierno. Intento luchar, pero aún asi termino rodeado de barro, y entre la mugre puedo ver sus caras. Están sonriendo ¡Y sus dientes afilados y podridos buscan arrancar mi carne!
Me despierta el timbre de mi teléfono. Lo levanto lentamente y apoyo mi oído contra el auricular. Esta vez puedo escucharlos. Sus gritos de agonía piden salir del hoyo donde se encuentran. Miro detrás de mi y se abre la puerta. Y en esa insondable oscuridad puedo distinguir sus caras. Corre un río de sangre por el pasillo de mi casa y puedo ver el río subir desde mi sótano. Y en mi sótano puedo ver que salen flotando de un agujero putrefactos cadáveres cubiertos de lodo y gusanos. La sangre ahora me cubre hasta los hombros. La muerte me rodea. Solo puedo esperar que esta sea otra pesadilla. Y que el dolor que siento en los lugares donde los monstruos se comen mi piel sea solo una ilusión.
Cuando me mudé a aquel departamento en el cuarto piso del edificio Manzanilla, a tres cuadras de la antigua estación de trenes, creía que había tomado la decisión de mi vida. Me quedaba muy cerca del trabajo, era muy económico y venía parcialmente amoblado. Seguro, la estructura era muy antigua y por alguna razón el departamento no se calentaba ni dejando prendida la estufa durante horas, pero eso era un pequeño precio a pagar.
La primera noche que dormimos ahí mi esposa empezó a notar algo raro. Decía sentir una extraña opresión en el pecho, una sensación muy desagradable. Le dije que seguramente había comido mucho y que deje de molestar. El esfuerzo de la mudanza me había dejado muy agotado como para prestarle atención a sus tonterías. Después de apagar la luz estuvimos intentando conciliar el sueño durante unos minutos, cuando de pronto escuchamos un sonido muy molesto. Algo estaba rodando por el piso de madera de la habitación, acercándose poco a poco, hasta chocar con una de las gruesas patas de la cama. Después siguió un silencio tenso que rompió mi mujer, preguntándome si había escuchado algo. Le dije que sí, que me pareció muy raro, pero que ya se había detenido y no importaba, y que intente dormir.
A la noche siguiente, al llegar del trabajo mi mujer me dijo que encontró una canica blanca al pie de la cama, y que creía que era lo que había sonado anoche. Me pareció muy extraño, pero le dije que la tirara y no le dé más vueltas. Más tarde, mientras estábamos tendidos en la oscuridad, el sonidito volvió. Algo rodando hacia nosotros hasta chocar con la cama. Esta vez mi mujer se puso nerviosa y me presionó para que vaya a ver que fue eso. Le hice caso a regañadientes, ya que no quería parecer un cobarde. Encendí la luz y vi una canica blanca al lado de la pata de mi cama. Cuando la recogí y la sostuve con mi mano a la vista de mi mujer, ella me miró con temor, me dijo que la broma no le parecía graciosa y que se estaba sintiendo muy atemorizada. Le dije que por supuesto que no era una broma y que a mí también me parecía extraño. Salí al pasillo a buscar el origen de esa canica, pero el pasillo estaba vacío y daba directamente a la puerta del departamento. Volví a la cama un poco confundido, pero pensando que tal vez había un hueco en el techo por el que caían las canicas de los niños de arriba. No importaba, al día siguiente iba a cerrar la puerta de mi habitación y asunto resuelto.
A la noche siguiente nos quedamos con la luz encendida hasta tarde, y como habían pasado casi dos horas desde la hora a la que había rodado la canica anteriormente, apagué la luz pensando que todo era una simple casualidad. Pero después de unos minutos volvió a rodar algo en el piso, y chocó con la cama una vez más. Me levanté de golpe y me aseguré de que la puerta estaba cerrada. Tanto la puerta de la habitación como la del departamento no habían sido abiertas, no había ningún agujero en el techo, y no había nada en la habitación que pudiera ser un lugar de donde salió la canica. La alcé del piso, la arrojé por la ventana y me acosté muerto de nervios. Mi mujer no ayudaba, estaba muy agitada y empezaba a temer que se tratara de algo macabro, pero al mismo tiempo seguía teniendo la duda de si yo estaba jugándole una broma que estaba yendo demasiado lejos. Mi paranoia me llevó a pensar lo mismo de ella, y discutimos alzando cada vez más la voz. Estoy seguro de que me habría obligado a dormir en el sofá por la bronca, pero le daba demasiado terror quedarse sola en el cuarto.
A la noche siguiente no apagamos la luz, nos propusimos dormir con ésta encendida y, dentro de lo posible, estar atentos. Pero después de una hora sucedió algo inesperado. Hubo un apagón que ocasionó que todas las luces se apagaran. Y cuando el cuarto quedó a oscuras volvimos a escuchar el sonido. La maldita canica rodaba hacia nosotros hasta encontrarse con la pata de la cama. Mi mujer dio un alarido y empezó a preparar un bolsón para irse a dormir a la casa de su madre. Yo quería hacer algo así, pero debía mantener la calma, así que me quedé ya que, aún si la canica fuera molesta, no nos estaba ocasionando ningún daño, ¿verdad? Así que me metí a la cama y me tomé una pastilla para dormir.
A la noche siguiente mi mujer se negó a volver al departamento, así que era mi turno de quedarme solo y descubrir que sucedía. Me senté con una linterna y unas velas al frente de la puerta de mi cuarto, me tomé dos tazas de café y me propuse pasar la noche en vela para descubrir que sucedía. Estuve ahí, esperando tranquilamente durante toda la noche a que algo sucediera, pero la mañana llegó sin que reciba la visita de la canica. A pesar de mi cansancio, estaba muy contento, tanto que corrí al teléfono para llamar a mi mujer y avisarle. Disqué rápido su número y esperé a que me respondiera, pero la voz que me contestó no era la suya. Era su madre, quien a los gritos me dijo que mi mujer se había tropezado y se había golpeado la cabeza, y que la estaban llevando al hospital en ese momento. Me apresuré a darles alcance pero era demasiado tarde. Mi mujer había fallecido. El dolor y la perplejidad que sentí en ese momento se transformó en terror cuando me contaron los detalles: Mi mujer se preparaba para dormir cuando de pronto escuchó una canica rodando hacia su cama por el piso de madera, lo que causó que estallara en gritos y saliera corriendo de la habitación corriendo, pero al parecer pisó la canica de la que esperaba, se tropezó, y el golpe terminó siendo fatal. Mi suegra estaba muy confundida sobre lo que sucedió, el por qué mi mujer se había mostrado tan aterrada y el por qué había una canica rodando en su casa. Pero yo lo entendía. Mi mujer cometió un tremendo error; no esperó a que la canica choque con la cama.
El día del velorio fue muy agitado, yo estaba muy afligido y todos nuestros conocidos pasaron a darme el pésame. Yo solo podía quedarme ahí, destrozado por la tristeza y el temor, y me propuse a quedarme a velarla toda la noche. Después de todo, no quería volver a mi departamento por nada del mundo. Me quedé toda la noche al lado del ataúd, pero sabía que no iba a estar solo. Muy entrada la noche recibí la visita de la canica. Escuché cómo rodaba hacia mí, cómo se aproximaba por el piso del salón velatorio. Pero yo no iba a cometer el mismo error de mi esposa. Yo me quedé ahí, inmóvil, hasta que la canica alcanzó su destino y chocó contra la estructura que sostenía el ataúd. Estaba preparado para esperar a que la canica termine su trayecto durante el resto de mi vida.
Pocos participantes este año. Puede que sea mi oportunidad (?
Solo El Viento
Muchos niños crecen temiendole a la oscuridad o a los monstruos en sus camas. Yo nunca le tuve miedo a nada ¿y sabes que? Eso es malo, no tener miedo es algo malo. El miedo hace que tengas cuidado, te vuelve precavido, alerta y atento, yo nunca fui nada de eso.
Cuando los niños grandes me persiguieron no corrí y fui golpeado, cuando en mi casa gritaban no me escondí y me castigaron, cuando mis amigos contaban sus historias de terror ni si quiera parpadeaba y me creyeron raro. No tener miedo solo me trajo problemas.
Siempre pensé que tener miedo me hubiera evitado muchos problemas. Yo quería tener miedo, creo que lo quería tanto que fue entonces, un dia en el parque con mis padres que lo escuché…
Un susurro, una pisada, un suspiro, no se que fue pero sentí algo frio, tan frio que por unos segundos me congele y le pregunte a mi padre, “escuchaste eso?”
Y respondió “Es solo el viento”
No podía creerlo, “¿el viento me da miedo?, no puede ser” pensaba, pero si que tuve miedo, cada vez que el viento soplaba, la temperatura bajaba o escuchaba un ruido por más pequeño que fuera me provocaba esa sensación, esa horrible sensación de miedo. Ojalá jamás hubiera deseado tener miedo, ahora que tenía miedo del propio viento no podía salir, no podía dormir, por dios, había veces que no me podía ni mover.
Pasaron los años y todo empeoró, me volví un parásito que ni si quiera se podía mover, nadie podía ayudarme ya. Extraño… extraño tanto esos días en que no le temía a nada, vivir sin miedo ni preocupaciones, pero todo cambio, por culpa del maldito viento. Año tras año pasaba y como si fuera una bomba de tiempo, mi miedo hacía el viento se hacía rencor, ya había tenido suficiente, entonces salí para demostrarme de una vez por todas que el viento no podía lastimarme.
Pero me equivoque, ese valor que antes tenía desapareció, cada paso que daba me quitaba más el aire, sentí… sentí que me iba morir. Quería regresar, vivir con miedo y sin moverme es mejor que esto, pero…. Antes de voltearme y volver a casa, la puerta de mi casa se cerró. La cerró el viento.
Quede atrapado afuera, la puerta no se abría, grite por ayuda, pero el aire, me faltaba el aire… nadie me podía escuchar, el viento…. El viento comenzó a soplar, me congelé, no podía moverme, quería gritar, quería llorar, pero no tenía fuerzas, no sabía que hacer, no sabía a donde ir, asi que corrí…. corri llorando y jadeando mientras el aire se hacía cada vez menos, cuando el aire finalmente se va por completo me detengo, miro alrededor, no hay nadíe, ni un solo ruido, ningún testigo… estoy a merced del viento y cierro mis ojos aceptando ser su victima…
Eso fue hace un año, sentado en una banca en el parque veo como un niño juega, tan intrépido como yo una vez fui, empieza a oscurecer y veo como los padres descuidados buscan a su niño, pero yo si vi a donde se fue. Camino a buscarlo y lo encuentro, el niño valiente viendo una araña como si fuera su juguete, no le teme ni a la oscuridad, ni a los monstruos, que niño tan tonto.
Mientras me acerco en silencio hago un susurro, una pisada, un suspiro, cualquier sonido que me delata detrás del niño, antes de gritar aprieto mi fría mano en su cuello.
¿Qué pasa niño valiente?, ¿te falta el aire?, ¿sientes frio?... ¿tienes miedo?
Tranquilo, es solo el viento…
Estoy mal, no voy a negarlo. Pero no escribo esto con afán de expiar mi decisión. La locura que comenzó hace tiempo ha alcanzado el punto en que ya no me queda más salida.
Todo comenzó varios años atrás cuando, en un momento de extraña osadía, me adentré de noche en el bosque no lejos del lugar en el que trabajo. Oscuro y fresco, e inmerso en un pesado silencio que hacía que cada una de mis pisadas resultaran en un perpetuo escalofrío.
Continué avanzando por el camino apenas visible que en más de una ocasión me había servido de atajo cuando el sol aun se encontraba en lo alto. Sin embargo, no tardé mucho en darme cuenta de que algo no estaba bien. El clima se sentía glacial y a pesar de seguir caminando aun no vislumbraba el fin de aquel camino ahora desconocido.
Ya cansado, con incredulidad y resignación, me di la vuelta y comencé a regresar sobre mis pisadas.
Veinte, treinta minutos, tal vez más, continué caminando con los ánimos exacerbados por aquella situación.
Me detuve y entonces lo percibí, un hedor acre y dulzón que por alguna razón saturó mi boca de un fuerte sabor metálico. Comencé a titubear, pero a falta de opciones, reuní mi valor y continué. Fue entonces cuando lo vi. Una silueta de hombre de unos dos metros de falto con hombros anchos se alzaba frente a mi no muy lejos.
Quisiera olvidar aquella escena, pero me es imposible. Todo estaba sumido en una oscuridad absoluta y, sin embargo, aun pude sentir su penetrante mirada sobre mi.
Aquel intercambio me resultó eterno. Quería vomitar, quería huir, pero mi cuerpo estaba paralizado ante el pesado escrutinio de dos ojos que no podía ver.
Moví un pie, como quien mueve un pesado bloque con la pierna, y pude sentir en el estomago con mayor claridad la mirada de aquel ser.
Contuve la respiración más de una vez, por cuanto duró aquel perturbador intercambio de miradas.
Comencé a abrir la boca como si quisiera decir algo a pecar de que mi mente estaba en blanco. Pero antes de poder pronunciar nada, aquel ser dejó caer algo pesado que hasta entonces no había notado, me dio la espalda y se marchó.
Permanecí ahí, absorto en lo que acababa de presenciar, cuando de aquello bulto desechado frente a mis ojos algo rodó hasta golpear mi pierna. Volteé a ver y mi sangré se heló al instante. Aquello era una cabeza, lacerada y putrefacta y sin embargo, aun emanada de ella sangre fresca.
Corrí y seguí corriendo hasta salir de aquel bosque. Regresé a mi hogar y me encerré ahí por una semana. Y cada noche justo a las doce, alguien tocó a mi puerta tres veces antes de marcharse. Mas no todo terminó ahí, pues aunque las visitas nocturnas terminaron cuando por fin me animé a dejar mi apartamento, aun podía sentir la mirada de aquel ser siguiéndome a todas partes, siguiéndome desde cada sombra y recoveco.
Me mudé y me volví a mudar, hasta que en mi desesperación me volví a encerrar sólo para recibir aquella visita una vez más. Él está ahí, detrás de mi puerta cada noche, estudiándome detrás de la puerta.
No puedo más.
[Toc, toc, toc]
Él está aquí otra vez. Ya no puedo más. Tengo que ponerle fin a esta pesadilla…
Nunca he sido alguien que sale mucho, y mucho menos a un bar, siempre he preferido la soledad a la compañía y no es como si el alcohol me agradara mucho, sin embargo, tengo que acompañar a un viejo amigo que sufrió una ruptura. Hace un par de semanas que no lo veo, la última vez que lo vi estaba muy feliz con su novia, creo que le afecto demasiado que rompieran.
Me metí al bar desde hace rato y parece que tardará en llegar, quizá se le hizo tarde por su trabajo; decidí acercarme a la barra y pedir una bebida en lo que llegaba mi amigo. Fue en ese momento que la escuche, una encantadora voz, a pesar de ser cliché diría que era como de un ángel que era hermosa pero de alguna forma también se escuchaba algo atrayente, la voz había dicho “estaba esperándote”
Cómo me da mucha pena voltear para ver cómo era ella utilicé el reflejo del vaso de la bebida que recién me habían entregado, a pesar de la deformidad del reflejo por el líquido se notaba que era hermosa, con un vestido rojo, cabello castaño y una especie de bufanda. Pero le deje de dar importancia y seguía esperando a mi amigo… pero seguía sin llegar, no tuve más remedio que pedir otra bebida
Paso una hora y parece que no vendrá, a pesar de escribirle y llamarle no contesta… en ese instante escuche la voz de nuevo diciendo “te estoy esperando”, no sé cuál fue la razón pero sentí que se dirigía a mí y decidí buscarla; el problema es que no sabía en donde se encontraba, así que le pregunté al bartender si la había visto… cosa que niega ya que dice que nunca paso una mujer con descripciones como las que di, les pregunté a las personas que se encontraban ahí y la respuesta era la misma, nadie recuerda ver una mujer así.
¿Habré enloquecido?… ¿o nadie la vio? sin embargo, seguía escuchando su voz… cada vez más cerca y más cerca como si estuviera dentro de mi cabeza… ¿acaso enloquecí?
La voz no deja de escucharse…cada vez más y más fuerte pero ahora ya no era encantadora ahora parecía que me destrozaba los tímpanos y lo poco que podía escuchar era “hay que escapar” “no pienses en él, nunca lo sabrá”
No soportaba más, quizá el lugar me hacía volver loco, puede que me hiciera falta un poco de sueño… decidí volver a mi auto pero no sin antes avisarle a mi amigo… en ese momento me di cuenta que en realidad me había citado una hora antes haber llegado, pareciera que fui yo el que llego tarde… o eso había pensado…
De nuevo escuche la voz, pero muy distinta, incluso algo aterradora diciendo “no me mates”. Fue ahí que recordé esa noche que vi a mi amigo con su novia ella iba con su vestido rojo, bufanda y su cabello castaño se veía sedoso, trate de seducirla pero lo que no sabía era que mis intenciones eran otras… esa fue la última vez que ella respiraría y a mi amigo lo he citado para deshacerme de él y que no pudiera enterarse de lo que sucedió… en realidad me citaba por la desaparición de su novia y quería saber si sabía algo de ella…
Pero… ¿qué hago aquí?… ah cierto venía con mi amigo que recién sufrió una ruptura, iré a esperarlo dentro del bar, aunque acabo de escuchar una hermosa voz…
La vida es difícil para las personas diferentes, personas que tienen ideologías, gustos o características "anormales" ante la sociedad. Hoy les contaré una historia, una que quizá no entra entre lo paranormal o terrorífico pero que deseo transmitir, la historia de un chico llamado Andrés quien tuvo un trágico final por nacer distinto a los demás.
Andrés nació en una familia bien acomodada, no eran millonarios pero tampoco les faltaba nada. Era hijo único así que todo el amor de sus padres iba dirigido hacia él, además de cumplir todos sus caprichos sin llegar a malcriarlo. El chico creció en un ambiente casi perfecto donde forjó una personalidad amable y una carisma tan alta como el cielo mismo, pero hubo solo una cosa que no era normal, algo que las personas comprensibles podían entender y aceptar pues no era nada malo, pero lastimosamente el mundo está lleno de imbéciles.
El chico era homosexual, desde que había alcanzado los 12 años empezó a vestir diferente y su forma de actuar era más afeminada de lo normal. El día llegó y sus padres le preguntaron. Él, apreciando todo lo que le habían dado durante su vida decidió contarles la verdad, y aunque quizá fue una noticia fuerte supieron aceptarla y siguieron sus vidas como siempre lo habían hecho, después de todo, independientemente de cuales fuesen sus gustos, seguía siendo aquel niño alegre al que habían criado, seguía siendo su hijo.
Pasaron los años, exactamente 8 y ya su familia y todos los que lo rodeaban conocían la verdad quienes lo aceptaban como era, pero en el barrio en que vivía había un pequeño grupo de delincuentes quienes lo odiaban por su orientación sexual. No pasó mucho tiempo para que dicho grupo empezara a molestarlo e insultarlo cada vez que lo veían y lo buscaban para hacerle la vida imposible hasta el punto en que el chico ya ni salía de su casa para evitar el bullying. Llegó el momento en que la situación se volvió insostenible, incluso Andrés llegó a decirle a su mejor amigo llamado David que deseaba irse a un lugar donde nadie lo pudiera encontrar, en especial el grupo que lo fastidiaba porque ya no aguantaba más. Al final sus padres hicieron caso y se fueron a vivir a otro barrio, era de la misma ciudad pero querían ver como se desarrollaban las cosas antes de decidir ir a un lugar más lejano.
Meses después, en un día aparentemente normal, Andrés salió de casa para visitar a unos amigos de su antiguo barrio, aquel viernes sus padres lo dejaron ir con la condición de que tuviera cuidado, sin saber que sería la última vez que lo verían. Fue y visitó a varios de sus amigos y por último decidió ver al mejor de ellos con el que se quedó hasta casi caer la noche, después de eso salió rumbo a su casa a la cual nunca llegó. Sus padres creyeron que se había quedado en casa de alguien y decidieron llamarlo al día siguiente pero este no contestó, empezaron a preguntarle a todos su amigos si estaban con él pero siempre recibían la misma respuesta "él estuvo ayer conmigo pero se fue al rato", cada llamada que pasaba hacía que la incertidumbre creciera más. Llegó el lunes y se dio por oficial la desaparición del muchacho, empezó la larga búsqueda del chico hasta que en la mañana del martes su mejor amigo, quien era médico forense y trabajaba en la morgue, dio la noticia de que se había encontrado el cuerpo inerte del chico.
La noticia golpeó muy fuerte a los padres de Andrés, pues era su único hijo y la mayor razón de vivir para ellos. Le avisaron a David que iban a visitar el cuerpo pero él les dijo que lo mejor es que no lo hicieran, que se quedaran con un buen recuerdo de su hijo ya que el cuerpo había quedado en muy mal estado, incluso les dijo que no era necesario que fueran a reconocer el cuerpo, pues él ya había hecho todas las pruebas y procedimientos necesarios para dejarlos fuera de ello para que solo tuvieran que asistir al velorio y no preocuparse por nada más, los padres se lo agradecieron.
Según David, la causa de la muerte fue un trauma craneoencefálico debido a un fuerte golpe con algún objeto pesado, pero no solo era la cabeza, su cuerpo completo estaba destrozado. Partes de su cuerpo tenían moretones tan grandes que parecía carne en descomposición, todas las zonas de su cuerpo poseían al menos un hueso roto y su ropa estaba bañada en sangre, Andrés había sido asesinado a golpes. Para su amigo, la cara era casi irreconocible de no haber sido por la ropa que llevaba (la misma del día de su desaparición) y de un tatuaje en el antebrazo izquierdo, las demás pruebas futuras como la comprobación de sus huellas dactilares hablaron por sí solas.
Pasaron los días y el entierro de David ya se había hecho, la casa donde vivía presentaba un frío y triste silencio y sus padres tenían la mirada perdida en la nada, les habían arrebatado a su hijo de las manos y de una de las formas más dolorosas posibles, los días pasaban y todo seguía igual, el mundo para ellos simplemente se había quedado pausado desde aquel viernes.
Un día sus padres salieron a hacer algunas vueltas, para cuando llegaron en la noche notaron que la puerta de la casa estaba sin seguro, inmediatamente revisaron todo el lugar pensando que los habían robado, hasta que su madre se topó con la antigua habitación de Andrés (la cual seguía intacta), esta era la única desordenada, parecía que alguien había entrado a ella buscando algo. Encima de la mesa de noche habían algunos objetos de valor pero seguían allí, al terminar su madre la revisión notó algo que faltaba: el pasaporte que meses antes había obtenido su hijo.
Han pasado dos años desde aquel suceso y se han escuchado muchas cosas, algunos dicen que fue una señal de Andrés desde el otro mundo haciéndole saber a sus padres que siempre estaría junto a ellos y los cuidaría, otros piensan que quizá alguien robó el pasaporte para hacer creer a sus padres que Andrés seguía vivo. Pero existen algunos pocos que creen que lo anterior si ocurrió en verdad, que Andrés en verdad nunca murió y que su amigo le ayudó para encubrirlo en todo el asunto y que a quien enterraron fue a un simple N.N, después de todo el fue el único que se supone vio el cuerpo y a quien Andrés tiempo atrás le había dicho que deseaba desaparecer. Quizá Andrés decidió huír y sacrificar la vida que había forjado por 20 años para empezar una nueva en algún lugar donde gente más civilizada no lo juzgara por lo que era.
Nunca se sabrá la verdad, el caso es que, sea donde sea que esté, Andrés seguramente está feliz porque pudo descansar de una vida que en sus últimos años había sido muy cruel con él.
Desde niño siempre he valorado a la vida humana como el tesoro más grande del mundo, ciertamente nunca me equivoqué, pero mi padre me dejó una enseñanza mucho más grande sobre el valor humano. Mi padre siempre fue un hombre honesto y correcto puesto que poseía una filosofía de vida igualitaria y tenía una visión esperanzadora del mundo. Él era un veterano carpintero humilde y vivíamos en las afueras del pueblito de la región, era una zona muy tranquila y hermosa, de verdes praderas junto a un riachuelo de caudal débil pero próximo a un lago cristalino y puro. Él siempre era consecuente con sus ideales; y a pesar que fui adoptado y no compartíamos los mismos genes, él mencionaba constantemente que la familia no estaba enlazada por la sangre, pues es algo etéreo que carece de trascendencia, en realidad todos estábamos enlazados por un cordón inherente, pero invisible por muchas personas, que él denominaba como clousernis.
En mis años mozos no entendía esta conexión humana y nunca la había visto, hasta que comencé a crear lazos con la familia que mi padre fue formando. Cuando conocí a Sofía y a su pequeño hermano David en el taller de tapicería, pude notar la presencia de clousernis; en aquel entonces pude vislumbrar la energía que emanaba del corazón de Sofía, era un halo brillante y delgado que se enredaba atravesando su nuca y desembocaba como un cordón en la cabeza de mi padre. Sofía era como una hermana, teníamos la misma edad y su personalidad era mucho más elocuente y rebelde que la mía, sus cabellos eran sedosos, rojos como la sangre y su piel era pálida y opaca pero muy tersa y lisa. Su hermano David era muy parecido a mí cuando conocí a mi padre, un niño con una mente muy curiosa sobre la naturaleza y con ánimos de entender el funcionamiento de las herramientas de carpintería y siempre buscaba mantener esa alegría de vivir tanto como su hermana. Cuando empecé a conocerlos de verdad y luego de ver el cordón que emanaba de Sofía, pude entender que era real lo que mi padre siempre me decía, yo deseé ser parte de clousernis y comprendí que para ello tenía que amar a Sofía de verdad, y con ello pude descifrar el primer y gran mensaje que me dejó mi padre cuando era niño: “La vida humana ciertamente es el tesoro más grande del mundo, hijo mío, pero el ser humano trasciende todo ello y los límites que denominamos vida”.
El día que mi padre falleció, comprendí eso y empecé a quererlo aún más que cuando él estaba vivo y aprendí a amar a Sofía y a mis demás hermanos de verdad. Ciertamente comencé a generar verdadera empatía por ellos y hacía lo que estaba en mis manos por verlos felices, y aunque muchos se distanciaron del sendero que formó mi padre, siempre los quise y los querré. Aún recuerdo el día en que elaboré unos tapices de unos hermosos muebles para los niños en la salita de juegos, recuerdo con tanta felicidad las caras de alegría que Sofía y David desprendían cuando los terminé de hacer, emanaban tanto brillo de sus rostros como el resplandor de clousernis y a mis niños les encantó. Siempre adoraban sentarse allí, y sobre todo porque constantemente estabas con ellos, nos sentábamos en tu mueble junto a tu querido hermano, Sofía, ustedes siempre estarán allí y en nuestros corazones. Fue una felicidad casi plena, viví el resto de mi vida siguiendo la filosofía de mi padre , siempre buscando crear más lasos humanos que se extendían hacia el infinito. Nuestra meta era clara, solo queríamos lograr la felicidad y trascender como simples seres mortales para seguir los pasos de nuestro padre, clousernis siempre fue el puente que nos conducía a él.
Nunca comprendí el día que decidieron encerrarme en esta habitación oscura y tenebrosa, atrapado y sentado en esta silla y experimentar la falta de amor de mis hijos por su ausencia. Esas personas eran realmente siniestras, solo hablaban entre ellos los nombres de los miembros de mi familia, creí que les harían algo; y cuando mencionaron a Sofía y David me llené de furia pues en sus voces destilaba resignación y lástima, ellos no poseían el fulgor de clousernis y sus mentes nubladas estaban fijadas en un pasado remoto. Ya no falta mucho, voy a seguir tus pasos padre, dentro de muy pronto la familia estará reunida nuevamente, nos volveremos a ver junto a Sofía con nuestros queridos hijos.
*Aquel oscuro pero caluroso día de verano durante el fin de semana de fiestas pascuas en 1993, Makrend Periet fue condenado a muerte a la silla eléctrica por los crímenes cometidos contra lesa humanidad ocasionados durante los últimos 33 años en la localidad de Countasaire. Él y su “familia” eran fieles seguidores de una secta denominada “Los hijos de Arsael”, que idealizaban al ser humano como un tesoro, sin importar si seguían vivos o no. Puesto que al morir utilizaban sus huesos y pieles para crear muebles para los niños que formaban, infundiéndoles que sus ancestros estarán presentes y cuya utilidad jamás desaparecerá. Aquellos que estaban por desertar de la doctrina eran desollados vivos para mantener vivo el último momento que fueron leales antes de “corromperse del todo”, aquello infundía miedo y resignación entre los posibles rebeles y pasión entre los creyentes fervientes. Todos buscaban retornar a Arsael y esperar el día en que él reencarnara, pero para ello necesitaban mostrarle respeto y admiración, y continuar con su dogma incluso después de morir, ya que con esa deformada doctrina utilizaban a los niños para no cortar el laso que denominaban "clousernis", un laso que según ellos servía para comunicarse entre los seres vivos y aquellos que "trascendían al plano espiritual". Era un laso que ellos afirmaban que les permitía contactarse con Arsael.
Entre las herramientas ,muebles y algunos órganos disecados que fueron encontrados en la cabaña (ubicada remotamente a las afueras del pueblo de Countasaire) también se descubrieron unos lienzos de piel humana dibujados con crayones de cerumen, e indicios de pisadas de niños que habían jugado en una salita de juegos dentro de un oscuro sótano. Felizmente todos los infantes fueron rescatados, con excepción de uno que se escabulló por el sendero del rio y evitó que el alguacil y sus subalternos le encontraran a tiempo, era un menor de edad de unos 9 años al que los demás niños rescatados le nombraban como Arsael.
Espero todavía sea tiempo de participar, no me entere sino hasta esta mañana. Realmente espero que les guste el relato
La pequeña cosa del mal
En verdad no me gustan las historias de terror.
Desde que era niño, siempre he sido bueno contando historias y en mi vida adulta me gano la vida con ellas. Después de todo un periodista que no sabe narrar ni influir en sus lectores no es un buen periodista.
Pero nunca me han gustado las historias de terror. Todo es divertido hasta que se vuelve realidad y a veces las historias de terror se vuelven realidad. Por eso solo he contado una historia de terror en toda mi vida.
Se la conté a una chica de mi clase cuando teníamos 12 años. Ella realmente me gustaba: pelo castaño, piel blanca, grandes ojos cafés y dos pechos, tenia pechos grandes para su edad.
Tenia una actitud exageradamente infantil casi como un niño de 4 o 6 años. Berrinches, preguntas incomodas juegos y travesuras infantiles era su dia a dia.Y la mejor prueba de su actitud era Mary, un pequeño perro de peluche de color blanco que cargaba a todos lados.
Por esa actitud demasiado infantil era relegada por casi todos en la clase. Por casi todos excepto por mí, después de todo ella realmente me gustaba, aunque no se lo hubiera dicho.
Era linda, inteligente, audaz, veloz, no le importaba lo que dijeran los demás y desde luego tenía un buen cuerpo. Me gustaba todo de ella menos Mary. Ese perro de peluche realmente hacia que me diera pena hablar con ella.
Solía usara ese animal para que hablara en por ella. Hacia un tiple de niño pequeño para imitar su voz y repetía "Guau-guau esto" "Guau-guau aquello"
Cada que ella no se atrevía a hablar de viva voz aparecían el perro y su ladrido.
Era realmente irritante, en especial cuando lo usaba para pedirme que le contara una historia de terror.
— Guau-guau, cuéntame una historia, por favor
Un día cansado de oírla decir “guau-guau” finalmente cedí. Le conté una historia y la llame la pequeña cosa del mal. Nunca debí haberlo hecho.
Le conté sobre una niña y su perro blanco al que quería mucho. Le conté como un día olvidó alimentarlo y lo dejó en casa solo mientras ella se iba de vacaciones. Le conté de lo que encontró a su regreso: la casa en ruinas, masticada todo roto, arañado y mordisqueado. Le conte que el perro estaba echado en su cama y en cuanto la vio se abalanzó sobre ella para comer al final. Se lo conté porque ya no soportaba a ese perro.
Se quedó en shock. Sus ojos se volvieron como platos con lágrimas rodando por sus mejillas. Comenzó a llorar y salió huyendo sin su perro.
De sobra esta decir que se enojó conmigo. Por días no me hablo, pero también dejo de traer a su perro a la escuela. Su actitud infantil cambio.
Su popularidad creció de pronto. Los niños intentaron acercarse a ella y las niñas dejaron de hacer reproches sobre su conducta y su cuerpo. Todos parecían aceptarla.
Comenzó a arreglarse y portarse como una jovencita. Se volvió dulce y coqueta, comenzó a portarse como el resto de las chicas de su edad.
Un par de semanas después se acercó a mí silla, en medio del salón, con una actitud francamente seductora. Me agradeció por hacerla ver lo infantil que se veía con ese perro. Me contó una serie de cambios que hizo en su vida para verse más “acorde a su edad” y me culpo por su recién descubierto miedo a los perros.
Platicamos largo rato hasta que, casi obligado por ella, me declare.
—Tardaste un poco decirlo no crees
Se inclinó y me dio un pico en los labios. Esa tarde fue mi primer beso. A la mañana siguiente fue mi primer colapso.
La encontraron con el abdomen abierto y la garganta destrozada. Sus órganos internos no estaban, como si algo se los hubiera comido. Pero no fue lo grotesco de la imagen lo que me ocasiono el ataque, más bien fue el perro. En la fotografía que el policía me mostró se veía claramente a Mary, sobre la cama, con el hocico ensangrentado y ciertamente mucho más grande que la última vez que lo vi, cuando lo tiré en el basurero.
Necesito ese badge de Mitsui, no me interesa quedar última
¿Gato en el techo?
Es el 30 de septiembre y mis vecinos han adoptado un gato, era ya uno adulto segun me dijeron.
Es la noche del 1 de octubre, escuché a alguien caminar por mí techo, nunca antes había escuchado nada, supongo que será el gato de al lado.
Ya es la noche del 2 de octubre, las pisadas suenan un poco más fuertes, quizás el gato está cazando algo.
Hay una tormenta hoy en la noche del 3 de octubre ¿El gato está buscando refugio en el techo? que gato más extraño para hacer ruído hasta en una tormenta.
En la noche del 4 de octubre escuché una teja rota ¿Tan gordo era el gato? No lo había visto, supuse que sí y me dormí.
En el día del 5 de octubre subí al techo a reparar la teja y noté algo extraño, animalitos muertos por todo el techo ¡Vaya que ese gato tiene energías!.
Es la noche del 6 de octubre volví a escuchar una teja rota, lo dejaré pasar porque de todas formas pronto me mudaré.
El 7 de octubre ocurrió lo mismo, una teja rota de nuevo... vaya que la casera se enojará al ver el techo destruído cuando me vaya, pero no importa, nunca me cayó bien esa vieja amargada.
Durante 7 días más, seguí escuchando una teja rota por noche.
El 15 de octubre mis padres vinieron de visita. Como solo tengo una habitación, les dí la cama a ellos y yo dormí en mi bolsa de dormir. Oh, al parecer hoy el gato se quedó en su casa, no hay ruído alguno.
Mis padres se fueron el 17 de octubre y esa misma noche los ruídos volvieron mucho más fuertes que antes.
18 de octubre y no puedo dormir ¿De verdad lo que está en el techo es un gato? parece como si alguien estuviera intentando excavar y hacer un hoyo.
19 de octubre, hay un festejo en la casa de mi mejor amigo, me quedaré a dormir con su familia esta noche.
El día del 20 de octubre volví a subir al techo para reparar las tejas, vaya que sentí escalosfríos al ver un pequeño hoyo en el techo y muchas tejas rotas ¿No será esto obra de ratas?
El 21 de octubre llamé a un fumigador de plagas, me dijo que mi casa estaba en perfectas condiciones, solo que soy un desordenado. Esa misma noche volví a escuchar ruídos, esta vez fue un golpe.
22 de octubre y de nuevo hay una tormenta, lo peor de estas cosas es que suele fallar la electricidad. Quiero abrir mis cortinas para que al menos la luz de la calle ilumine mi habitación... pero tengo un mal presentimiento.
23 de octubre... Ya no puedo seguir así, mañana iré a ver a los vecinos porque al parecer hoy no se encuentran en casa. Es de noche y estoy aterrado, hace años que no duermo con las luces encendidas.
24 de octubre. Fui a ver a los vecinos y me enteré de algo que no quería saber... el gato que ellos adoptaron es parapléjico, jamás se hubiera podido subir a mi techo. Antes de que oscureciera llamé a la policía para que rondaran por mi casa, les dije que posiblemente un ladrón anda suelto. Dormí más tranquilo esa noche
25 de octubre. Mis compañeros de trabajo me han preguntado por qué últimamente estoy tan intranquilo, siendo que soy un muchacho calmado ¿De verdad piensan que yo diré que tengo miedo de algo que ni yo sé que es? les respondí que solamente son problemas familiares. Al volver a casa noté que ya los policías no estaban haciendo guardia cerca de mi casa, los llamé y me dijeron que hoy están persiguiendo a unos ladrones y que no tienen tiempo para vigilar. Tomé unas pastillas para dormir porque sabía que no podría dormir tranquilo esa noche.
26 de octubre. Falté al trabajo por quedarme dormido, al despertar vi un pequeño agujero en el techo por el que entraba la luz del sol. Definitivamente algo extraño está sucediendo, presté la cámara de un amigo y antes de que oscureciera, la puse en el techo para grabar y ver qué es lo que ocurría. De nuevo tomé mis pastillas pero antes de dormirme puse tres despertadores.
27 de octubre 6 am, subí un rato al techo y vi que el agujero por el que entraba el la luz del sol se hizo más grande, bajé la cámara y la guardé para ver las grabaciones durante el trabajo. 13:00 pm, descanso para almorzar, preferí utilizar ese tiempo para ver la grabación... mala idea. Al revisarla noté que de 19:00 pm a 22:00 pm no había nada raro, pero de 23:00 pm a 5:30 la pantalla se oscureció y solo se podía ver una silueta negra. ¿Cómo esperan que vaya tranquilo a casa luego de ver eso? Por suerte es viernes y día de paga, invitaré a mis compañeros a beber toda la noche.
28 de octubre. Ya estoy en casa pero con una jaqueca terrible por culpa del alcohol, creo que mejor paso el fin de semana haciendo actividades con mis amigos, no soy de salir mucho pero esta vez lo haré.
30 de octubre. Es lunes y mi techo está cada vez peor, creo que dormiré en la sala hoy. Sonidos de nuevo ¿Es que esa cosa me persigue? mierda, ya no tengo pastillas. No puedo dormir, mañana tengo trabajo y viene el jefe a inspeccionar la oficina ¿Es que acaso este mes me odia?. No pegué un ojo en toda la noche por el terror que sentía.
Mañana del 31 de octubre. No dormí, escuché sonidos fuertes durante toda la noche, alguien definitivamente quiere entrar a mi casa. No pude concentrarme nada en el trabajo y hasta me dormí ¿Qué ocurrió? Me descontaron un día de trabajo, vaya que me puso de mal humor. Estaba muy cansado, al llegar a casa solo quería dormir, pero tenía el presentimiento de que no despertaría vivo si me dormía. Me puse a ver vídeos en youtube para calmarme, pero de nada sirvió. Esta vez escuché golpes fuertísimos, definitivamente esa cosa me estaba persiguiendo y quería hacerme daño. Llamé a mis padres para que me buscaran, pero la casa queda a una hora en auto. ¿QUÉ HARÉ? estoy desesperado, algo me pasará si no me voy de esta casa pronto. Tengo miedo, tengo sueño, mis padres están en camino ¿Estoy loco? ¿De verdad algo me persigue? Estoy muy cansado, solo dormiré unos minutos en lo que llegan mis padres, ya ni puedo pensar con claridad.
Al llegar los padres del chico se toparon con su techo derrumbado y su hijo muerto entre los escombros. La madre asegura que vio una sombra oscura encima de los escombros.
Definitivamente el chico no se había vuelto loco y en el techo nunca hubo un gato.
La historia considerada mejor se lleva 5 puntos y así hasta legar al 1.
Gana la historia con más puntos.
Ejemplo:
1- Yaoi horror se lleva 5 puntos.
2- walltext interminable se lleva 4 puntos.
3- Un mundo sin sayuri se lleva 3 puntos.
4- Pico es mujer se lleva 2 puntos.
5- Ronbots se lleva 1 punto.
En mis pesadillas más oscuras siempre suena el teléfono. No quiero atenderlo, pero no puedo evitar hacerlo. Levanto el teléfono y apoyo mi oído contra el auricular. Estática. Como siempre. Es lo que sucede despues de atender lo que realmente me aterra. Se abre una puerta detrás de mi y una voz en la oscuridad me invita a pasar. No quiero hacerlo pero mis piernas ya se están moviendo. Y en ese cuarto sin muebles ni ventanas, con las paredes ennegrecidas por el hollín y el moho, hay una sola lampara iluminando un cadaver pudriendose en el suelo. El cuerpo no tiene cabeza pero me habla de todas maneras. Me dice que lo acompañe a conocer los secretos ocultos en lo profundo. Donde el cadáver estaba ahora hay un hoyo. No quiero saltar, pero ya estoy cayendo. Y en mi trayecto hacia abajo puedo ver sus diabólicas caras sin expresión. Quieren sangre. La de quien sea. La mía.
Cuando despues de siglos alcanzo tierra solida y me encuentro de pie como si no hubiera caído cientos de metros, me encuentro en el medio de un cementerio. Solamente veo tumbas sin nombre, extendiéndose infinitamente en todas direcciones. Recuerdos de la Peste invaden mi mente. Puedo ver el fuego, la enfermedad, la muerte y esas malditas caras pudriéndose en una fosa común. La tierra cede a mis pies y puedo ver sus manos huesudas y podridas deseando arrastrarme al infierno. Intento luchar, pero aún asi termino rodeado de barro, y entre la mugre puedo ver sus caras. Están sonriendo ¡Y sus dientes afilados y podridos buscan arrancar mi carne!
Me despierta el timbre de mi teléfono. Lo levanto lentamente y apoyo mi oído contra el auricular. Esta vez puedo escucharlos. Sus gritos de agonía piden salir del hoyo donde se encuentran. Miro detrás de mi y se abre la puerta. Y en esa insondable oscuridad puedo distinguir sus caras. Corre un río de sangre por el pasillo de mi casa y puedo ver el río subir desde mi sótano. Y en mi sótano puedo ver que salen flotando de un agujero putrefactos cadáveres cubiertos de lodo y gusanos. La sangre ahora me cubre hasta los hombros. La muerte me rodea. Solo puedo esperar que esta sea otra pesadilla. Y que el dolor que siento en los lugares donde los monstruos se comen mi piel sea solo una ilusión.
Cuando me mudé a aquel departamento en el cuarto piso del edificio Manzanilla, a tres cuadras de la antigua estación de trenes, creía que había tomado la decisión de mi vida. Me quedaba muy cerca del trabajo, era muy económico y venía parcialmente amoblado. Seguro, la estructura era muy antigua y por alguna razón el departamento no se calentaba ni dejando prendida la estufa durante horas, pero eso era un pequeño precio a pagar.
La primera noche que dormimos ahí mi esposa empezó a notar algo raro. Decía sentir una extraña opresión en el pecho, una sensación muy desagradable. Le dije que seguramente había comido mucho y que deje de molestar. El esfuerzo de la mudanza me había dejado muy agotado como para prestarle atención a sus tonterías. Después de apagar la luz estuvimos intentando conciliar el sueño durante unos minutos, cuando de pronto escuchamos un sonido muy molesto. Algo estaba rodando por el piso de madera de la habitación, acercándose poco a poco, hasta chocar con una de las gruesas patas de la cama. Después siguió un silencio tenso que rompió mi mujer, preguntándome si había escuchado algo. Le dije que sí, que me pareció muy raro, pero que ya se había detenido y no importaba, y que intente dormir.
A la noche siguiente, al llegar del trabajo mi mujer me dijo que encontró una canica blanca al pie de la cama, y que creía que era lo que había sonado anoche. Me pareció muy extraño, pero le dije que la tirara y no le dé más vueltas. Más tarde, mientras estábamos tendidos en la oscuridad, el sonidito volvió. Algo rodando hacia nosotros hasta chocar con la cama. Esta vez mi mujer se puso nerviosa y me presionó para que vaya a ver que fue eso. Le hice caso a regañadientes, ya que no quería parecer un cobarde. Encendí la luz y vi una canica blanca al lado de la pata de mi cama. Cuando la recogí y la sostuve con mi mano a la vista de mi mujer, ella me miró con temor, me dijo que la broma no le parecía graciosa y que se estaba sintiendo muy atemorizada. Le dije que por supuesto que no era una broma y que a mí también me parecía extraño. Salí al pasillo a buscar el origen de esa canica, pero el pasillo estaba vacío y daba directamente a la puerta del departamento. Volví a la cama un poco confundido, pero pensando que tal vez había un hueco en el techo por el que caían las canicas de los niños de arriba. No importaba, al día siguiente iba a cerrar la puerta de mi habitación y asunto resuelto.
A la noche siguiente nos quedamos con la luz encendida hasta tarde, y como habían pasado casi dos horas desde la hora a la que había rodado la canica anteriormente, apagué la luz pensando que todo era una simple casualidad. Pero después de unos minutos volvió a rodar algo en el piso, y chocó con la cama una vez más. Me levanté de golpe y me aseguré de que la puerta estaba cerrada. Tanto la puerta de la habitación como la del departamento no habían sido abiertas, no había ningún agujero en el techo, y no había nada en la habitación que pudiera ser un lugar de donde salió la canica. La alcé del piso, la arrojé por la ventana y me acosté muerto de nervios. Mi mujer no ayudaba, estaba muy agitada y empezaba a temer que se tratara de algo macabro, pero al mismo tiempo seguía teniendo la duda de si yo estaba jugándole una broma que estaba yendo demasiado lejos. Mi paranoia me llevó a pensar lo mismo de ella, y discutimos alzando cada vez más la voz. Estoy seguro de que me habría obligado a dormir en el sofá por la bronca, pero le daba demasiado terror quedarse sola en el cuarto.
A la noche siguiente no apagamos la luz, nos propusimos dormir con ésta encendida y, dentro de lo posible, estar atentos. Pero después de una hora sucedió algo inesperado. Hubo un apagón que ocasionó que todas las luces se apagaran. Y cuando el cuarto quedó a oscuras volvimos a escuchar el sonido. La maldita canica rodaba hacia nosotros hasta encontrarse con la pata de la cama. Mi mujer dio un alarido y empezó a preparar un bolsón para irse a dormir a la casa de su madre. Yo quería hacer algo así, pero debía mantener la calma, así que me quedé ya que, aún si la canica fuera molesta, no nos estaba ocasionando ningún daño, ¿verdad? Así que me metí a la cama y me tomé una pastilla para dormir.
A la noche siguiente mi mujer se negó a volver al departamento, así que era mi turno de quedarme solo y descubrir que sucedía. Me senté con una linterna y unas velas al frente de la puerta de mi cuarto, me tomé dos tazas de café y me propuse pasar la noche en vela para descubrir que sucedía. Estuve ahí, esperando tranquilamente durante toda la noche a que algo sucediera, pero la mañana llegó sin que reciba la visita de la canica. A pesar de mi cansancio, estaba muy contento, tanto que corrí al teléfono para llamar a mi mujer y avisarle. Disqué rápido su número y esperé a que me respondiera, pero la voz que me contestó no era la suya. Era su madre, quien a los gritos me dijo que mi mujer se había tropezado y se había golpeado la cabeza, y que la estaban llevando al hospital en ese momento. Me apresuré a darles alcance pero era demasiado tarde. Mi mujer había fallecido. El dolor y la perplejidad que sentí en ese momento se transformó en terror cuando me contaron los detalles: Mi mujer se preparaba para dormir cuando de pronto escuchó una canica rodando hacia su cama por el piso de madera, lo que causó que estallara en gritos y saliera corriendo de la habitación corriendo, pero al parecer pisó la canica de la que esperaba, se tropezó, y el golpe terminó siendo fatal. Mi suegra estaba muy confundida sobre lo que sucedió, el por qué mi mujer se había mostrado tan aterrada y el por qué había una canica rodando en su casa. Pero yo lo entendía. Mi mujer cometió un tremendo error; no esperó a que la canica choque con la cama.
El día del velorio fue muy agitado, yo estaba muy afligido y todos nuestros conocidos pasaron a darme el pésame. Yo solo podía quedarme ahí, destrozado por la tristeza y el temor, y me propuse a quedarme a velarla toda la noche. Después de todo, no quería volver a mi departamento por nada del mundo. Me quedé toda la noche al lado del ataúd, pero sabía que no iba a estar solo. Muy entrada la noche recibí la visita de la canica. Escuché cómo rodaba hacia mí, cómo se aproximaba por el piso del salón velatorio. Pero yo no iba a cometer el mismo error de mi esposa. Yo me quedé ahí, inmóvil, hasta que la canica alcanzó su destino y chocó contra la estructura que sostenía el ataúd. Estaba preparado para esperar a que la canica termine su trayecto durante el resto de mi vida.
Muchos niños crecen temiendole a la oscuridad o a los monstruos en sus camas. Yo nunca le tuve miedo a nada ¿y sabes que? Eso es malo, no tener miedo es algo malo. El miedo hace que tengas cuidado, te vuelve precavido, alerta y atento, yo nunca fui nada de eso.
Cuando los niños grandes me persiguieron no corrí y fui golpeado, cuando en mi casa gritaban no me escondí y me castigaron, cuando mis amigos contaban sus historias de terror ni si quiera parpadeaba y me creyeron raro. No tener miedo solo me trajo problemas.
Siempre pensé que tener miedo me hubiera evitado muchos problemas. Yo quería tener miedo, creo que lo quería tanto que fue entonces, un dia en el parque con mis padres que lo escuché…
Un susurro, una pisada, un suspiro, no se que fue pero sentí algo frio, tan frio que por unos segundos me congele y le pregunte a mi padre, “escuchaste eso?”
Y respondió “Es solo el viento”
No podía creerlo, “¿el viento me da miedo?, no puede ser” pensaba, pero si que tuve miedo, cada vez que el viento soplaba, la temperatura bajaba o escuchaba un ruido por más pequeño que fuera me provocaba esa sensación, esa horrible sensación de miedo. Ojalá jamás hubiera deseado tener miedo, ahora que tenía miedo del propio viento no podía salir, no podía dormir, por dios, había veces que no me podía ni mover.
Pasaron los años y todo empeoró, me volví un parásito que ni si quiera se podía mover, nadie podía ayudarme ya. Extraño… extraño tanto esos días en que no le temía a nada, vivir sin miedo ni preocupaciones, pero todo cambio, por culpa del maldito viento. Año tras año pasaba y como si fuera una bomba de tiempo, mi miedo hacía el viento se hacía rencor, ya había tenido suficiente, entonces salí para demostrarme de una vez por todas que el viento no podía lastimarme.
Pero me equivoque, ese valor que antes tenía desapareció, cada paso que daba me quitaba más el aire, sentí… sentí que me iba morir. Quería regresar, vivir con miedo y sin moverme es mejor que esto, pero…. Antes de voltearme y volver a casa, la puerta de mi casa se cerró. La cerró el viento.
Quede atrapado afuera, la puerta no se abría, grite por ayuda, pero el aire, me faltaba el aire… nadie me podía escuchar, el viento…. El viento comenzó a soplar, me congelé, no podía moverme, quería gritar, quería llorar, pero no tenía fuerzas, no sabía que hacer, no sabía a donde ir, asi que corrí…. corri llorando y jadeando mientras el aire se hacía cada vez menos, cuando el aire finalmente se va por completo me detengo, miro alrededor, no hay nadíe, ni un solo ruido, ningún testigo… estoy a merced del viento y cierro mis ojos aceptando ser su victima…
Eso fue hace un año, sentado en una banca en el parque veo como un niño juega, tan intrépido como yo una vez fui, empieza a oscurecer y veo como los padres descuidados buscan a su niño, pero yo si vi a donde se fue. Camino a buscarlo y lo encuentro, el niño valiente viendo una araña como si fuera su juguete, no le teme ni a la oscuridad, ni a los monstruos, que niño tan tonto.
Mientras me acerco en silencio hago un susurro, una pisada, un suspiro, cualquier sonido que me delata detrás del niño, antes de gritar aprieto mi fría mano en su cuello.
¿Qué pasa niño valiente?, ¿te falta el aire?, ¿sientes frio?... ¿tienes miedo?
Tranquilo, es solo el viento…
Estoy mal, no voy a negarlo. Pero no escribo esto con afán de expiar mi decisión. La locura que comenzó hace tiempo ha alcanzado el punto en que ya no me queda más salida.
Todo comenzó varios años atrás cuando, en un momento de extraña osadía, me adentré de noche en el bosque no lejos del lugar en el que trabajo. Oscuro y fresco, e inmerso en un pesado silencio que hacía que cada una de mis pisadas resultaran en un perpetuo escalofrío.
Continué avanzando por el camino apenas visible que en más de una ocasión me había servido de atajo cuando el sol aun se encontraba en lo alto. Sin embargo, no tardé mucho en darme cuenta de que algo no estaba bien. El clima se sentía glacial y a pesar de seguir caminando aun no vislumbraba el fin de aquel camino ahora desconocido.
Ya cansado, con incredulidad y resignación, me di la vuelta y comencé a regresar sobre mis pisadas.
Veinte, treinta minutos, tal vez más, continué caminando con los ánimos exacerbados por aquella situación.
Me detuve y entonces lo percibí, un hedor acre y dulzón que por alguna razón saturó mi boca de un fuerte sabor metálico. Comencé a titubear, pero a falta de opciones, reuní mi valor y continué. Fue entonces cuando lo vi. Una silueta de hombre de unos dos metros de falto con hombros anchos se alzaba frente a mi no muy lejos.
Quisiera olvidar aquella escena, pero me es imposible. Todo estaba sumido en una oscuridad absoluta y, sin embargo, aun pude sentir su penetrante mirada sobre mi.
Aquel intercambio me resultó eterno. Quería vomitar, quería huir, pero mi cuerpo estaba paralizado ante el pesado escrutinio de dos ojos que no podía ver.
Moví un pie, como quien mueve un pesado bloque con la pierna, y pude sentir en el estomago con mayor claridad la mirada de aquel ser.
Contuve la respiración más de una vez, por cuanto duró aquel perturbador intercambio de miradas.
Comencé a abrir la boca como si quisiera decir algo a pecar de que mi mente estaba en blanco. Pero antes de poder pronunciar nada, aquel ser dejó caer algo pesado que hasta entonces no había notado, me dio la espalda y se marchó.
Permanecí ahí, absorto en lo que acababa de presenciar, cuando de aquello bulto desechado frente a mis ojos algo rodó hasta golpear mi pierna. Volteé a ver y mi sangré se heló al instante. Aquello era una cabeza, lacerada y putrefacta y sin embargo, aun emanada de ella sangre fresca.
Corrí y seguí corriendo hasta salir de aquel bosque. Regresé a mi hogar y me encerré ahí por una semana. Y cada noche justo a las doce, alguien tocó a mi puerta tres veces antes de marcharse. Mas no todo terminó ahí, pues aunque las visitas nocturnas terminaron cuando por fin me animé a dejar mi apartamento, aun podía sentir la mirada de aquel ser siguiéndome a todas partes, siguiéndome desde cada sombra y recoveco.
Me mudé y me volví a mudar, hasta que en mi desesperación me volví a encerrar sólo para recibir aquella visita una vez más. Él está ahí, detrás de mi puerta cada noche, estudiándome detrás de la puerta.
No puedo más.
[Toc, toc, toc]
Él está aquí otra vez. Ya no puedo más. Tengo que ponerle fin a esta pesadilla…
Nunca he sido alguien que sale mucho, y mucho menos a un bar, siempre he preferido la soledad a la compañía y no es como si el alcohol me agradara mucho, sin embargo, tengo que acompañar a un viejo amigo que sufrió una ruptura. Hace un par de semanas que no lo veo, la última vez que lo vi estaba muy feliz con su novia, creo que le afecto demasiado que rompieran.
Me metí al bar desde hace rato y parece que tardará en llegar, quizá se le hizo tarde por su trabajo; decidí acercarme a la barra y pedir una bebida en lo que llegaba mi amigo. Fue en ese momento que la escuche, una encantadora voz, a pesar de ser cliché diría que era como de un ángel que era hermosa pero de alguna forma también se escuchaba algo atrayente, la voz había dicho “estaba esperándote”
Cómo me da mucha pena voltear para ver cómo era ella utilicé el reflejo del vaso de la bebida que recién me habían entregado, a pesar de la deformidad del reflejo por el líquido se notaba que era hermosa, con un vestido rojo, cabello castaño y una especie de bufanda. Pero le deje de dar importancia y seguía esperando a mi amigo… pero seguía sin llegar, no tuve más remedio que pedir otra bebida
Paso una hora y parece que no vendrá, a pesar de escribirle y llamarle no contesta… en ese instante escuche la voz de nuevo diciendo “te estoy esperando”, no sé cuál fue la razón pero sentí que se dirigía a mí y decidí buscarla; el problema es que no sabía en donde se encontraba, así que le pregunté al bartender si la había visto… cosa que niega ya que dice que nunca paso una mujer con descripciones como las que di, les pregunté a las personas que se encontraban ahí y la respuesta era la misma, nadie recuerda ver una mujer así.
¿Habré enloquecido?… ¿o nadie la vio? sin embargo, seguía escuchando su voz… cada vez más cerca y más cerca como si estuviera dentro de mi cabeza… ¿acaso enloquecí?
La voz no deja de escucharse…cada vez más y más fuerte pero ahora ya no era encantadora ahora parecía que me destrozaba los tímpanos y lo poco que podía escuchar era “hay que escapar” “no pienses en él, nunca lo sabrá”
No soportaba más, quizá el lugar me hacía volver loco, puede que me hiciera falta un poco de sueño… decidí volver a mi auto pero no sin antes avisarle a mi amigo… en ese momento me di cuenta que en realidad me había citado una hora antes haber llegado, pareciera que fui yo el que llego tarde… o eso había pensado…
De nuevo escuche la voz, pero muy distinta, incluso algo aterradora diciendo “no me mates”. Fue ahí que recordé esa noche que vi a mi amigo con su novia ella iba con su vestido rojo, bufanda y su cabello castaño se veía sedoso, trate de seducirla pero lo que no sabía era que mis intenciones eran otras… esa fue la última vez que ella respiraría y a mi amigo lo he citado para deshacerme de él y que no pudiera enterarse de lo que sucedió… en realidad me citaba por la desaparición de su novia y quería saber si sabía algo de ella…
Pero… ¿qué hago aquí?… ah cierto venía con mi amigo que recién sufrió una ruptura, iré a esperarlo dentro del bar, aunque acabo de escuchar una hermosa voz…
La vida es difícil para las personas diferentes, personas que tienen ideologías, gustos o características "anormales" ante la sociedad. Hoy les contaré una historia, una que quizá no entra entre lo paranormal o terrorífico pero que deseo transmitir, la historia de un chico llamado Andrés quien tuvo un trágico final por nacer distinto a los demás.
Andrés nació en una familia bien acomodada, no eran millonarios pero tampoco les faltaba nada. Era hijo único así que todo el amor de sus padres iba dirigido hacia él, además de cumplir todos sus caprichos sin llegar a malcriarlo. El chico creció en un ambiente casi perfecto donde forjó una personalidad amable y una carisma tan alta como el cielo mismo, pero hubo solo una cosa que no era normal, algo que las personas comprensibles podían entender y aceptar pues no era nada malo, pero lastimosamente el mundo está lleno de imbéciles.
El chico era homosexual, desde que había alcanzado los 12 años empezó a vestir diferente y su forma de actuar era más afeminada de lo normal. El día llegó y sus padres le preguntaron. Él, apreciando todo lo que le habían dado durante su vida decidió contarles la verdad, y aunque quizá fue una noticia fuerte supieron aceptarla y siguieron sus vidas como siempre lo habían hecho, después de todo, independientemente de cuales fuesen sus gustos, seguía siendo aquel niño alegre al que habían criado, seguía siendo su hijo.
Pasaron los años, exactamente 8 y ya su familia y todos los que lo rodeaban conocían la verdad quienes lo aceptaban como era, pero en el barrio en que vivía había un pequeño grupo de delincuentes quienes lo odiaban por su orientación sexual. No pasó mucho tiempo para que dicho grupo empezara a molestarlo e insultarlo cada vez que lo veían y lo buscaban para hacerle la vida imposible hasta el punto en que el chico ya ni salía de su casa para evitar el bullying. Llegó el momento en que la situación se volvió insostenible, incluso Andrés llegó a decirle a su mejor amigo llamado David que deseaba irse a un lugar donde nadie lo pudiera encontrar, en especial el grupo que lo fastidiaba porque ya no aguantaba más. Al final sus padres hicieron caso y se fueron a vivir a otro barrio, era de la misma ciudad pero querían ver como se desarrollaban las cosas antes de decidir ir a un lugar más lejano.
Meses después, en un día aparentemente normal, Andrés salió de casa para visitar a unos amigos de su antiguo barrio, aquel viernes sus padres lo dejaron ir con la condición de que tuviera cuidado, sin saber que sería la última vez que lo verían. Fue y visitó a varios de sus amigos y por último decidió ver al mejor de ellos con el que se quedó hasta casi caer la noche, después de eso salió rumbo a su casa a la cual nunca llegó. Sus padres creyeron que se había quedado en casa de alguien y decidieron llamarlo al día siguiente pero este no contestó, empezaron a preguntarle a todos su amigos si estaban con él pero siempre recibían la misma respuesta "él estuvo ayer conmigo pero se fue al rato", cada llamada que pasaba hacía que la incertidumbre creciera más. Llegó el lunes y se dio por oficial la desaparición del muchacho, empezó la larga búsqueda del chico hasta que en la mañana del martes su mejor amigo, quien era médico forense y trabajaba en la morgue, dio la noticia de que se había encontrado el cuerpo inerte del chico.
La noticia golpeó muy fuerte a los padres de Andrés, pues era su único hijo y la mayor razón de vivir para ellos. Le avisaron a David que iban a visitar el cuerpo pero él les dijo que lo mejor es que no lo hicieran, que se quedaran con un buen recuerdo de su hijo ya que el cuerpo había quedado en muy mal estado, incluso les dijo que no era necesario que fueran a reconocer el cuerpo, pues él ya había hecho todas las pruebas y procedimientos necesarios para dejarlos fuera de ello para que solo tuvieran que asistir al velorio y no preocuparse por nada más, los padres se lo agradecieron.
Según David, la causa de la muerte fue un trauma craneoencefálico debido a un fuerte golpe con algún objeto pesado, pero no solo era la cabeza, su cuerpo completo estaba destrozado. Partes de su cuerpo tenían moretones tan grandes que parecía carne en descomposición, todas las zonas de su cuerpo poseían al menos un hueso roto y su ropa estaba bañada en sangre, Andrés había sido asesinado a golpes. Para su amigo, la cara era casi irreconocible de no haber sido por la ropa que llevaba (la misma del día de su desaparición) y de un tatuaje en el antebrazo izquierdo, las demás pruebas futuras como la comprobación de sus huellas dactilares hablaron por sí solas.
Pasaron los días y el entierro de David ya se había hecho, la casa donde vivía presentaba un frío y triste silencio y sus padres tenían la mirada perdida en la nada, les habían arrebatado a su hijo de las manos y de una de las formas más dolorosas posibles, los días pasaban y todo seguía igual, el mundo para ellos simplemente se había quedado pausado desde aquel viernes.
Un día sus padres salieron a hacer algunas vueltas, para cuando llegaron en la noche notaron que la puerta de la casa estaba sin seguro, inmediatamente revisaron todo el lugar pensando que los habían robado, hasta que su madre se topó con la antigua habitación de Andrés (la cual seguía intacta), esta era la única desordenada, parecía que alguien había entrado a ella buscando algo. Encima de la mesa de noche habían algunos objetos de valor pero seguían allí, al terminar su madre la revisión notó algo que faltaba: el pasaporte que meses antes había obtenido su hijo.
Han pasado dos años desde aquel suceso y se han escuchado muchas cosas, algunos dicen que fue una señal de Andrés desde el otro mundo haciéndole saber a sus padres que siempre estaría junto a ellos y los cuidaría, otros piensan que quizá alguien robó el pasaporte para hacer creer a sus padres que Andrés seguía vivo. Pero existen algunos pocos que creen que lo anterior si ocurrió en verdad, que Andrés en verdad nunca murió y que su amigo le ayudó para encubrirlo en todo el asunto y que a quien enterraron fue a un simple N.N, después de todo el fue el único que se supone vio el cuerpo y a quien Andrés tiempo atrás le había dicho que deseaba desaparecer. Quizá Andrés decidió huír y sacrificar la vida que había forjado por 20 años para empezar una nueva en algún lugar donde gente más civilizada no lo juzgara por lo que era.
Nunca se sabrá la verdad, el caso es que, sea donde sea que esté, Andrés seguramente está feliz porque pudo descansar de una vida que en sus últimos años había sido muy cruel con él.
Desde niño siempre he valorado a la vida humana como el tesoro más grande del mundo, ciertamente nunca me equivoqué, pero mi padre me dejó una enseñanza mucho más grande sobre el valor humano. Mi padre siempre fue un hombre honesto y correcto puesto que poseía una filosofía de vida igualitaria y tenía una visión esperanzadora del mundo. Él era un veterano carpintero humilde y vivíamos en las afueras del pueblito de la región, era una zona muy tranquila y hermosa, de verdes praderas junto a un riachuelo de caudal débil pero próximo a un lago cristalino y puro. Él siempre era consecuente con sus ideales; y a pesar que fui adoptado y no compartíamos los mismos genes, él mencionaba constantemente que la familia no estaba enlazada por la sangre, pues es algo etéreo que carece de trascendencia, en realidad todos estábamos enlazados por un cordón inherente, pero invisible por muchas personas, que él denominaba como clousernis.
En mis años mozos no entendía esta conexión humana y nunca la había visto, hasta que comencé a crear lazos con la familia que mi padre fue formando. Cuando conocí a Sofía y a su pequeño hermano David en el taller de tapicería, pude notar la presencia de clousernis; en aquel entonces pude vislumbrar la energía que emanaba del corazón de Sofía, era un halo brillante y delgado que se enredaba atravesando su nuca y desembocaba como un cordón en la cabeza de mi padre. Sofía era como una hermana, teníamos la misma edad y su personalidad era mucho más elocuente y rebelde que la mía, sus cabellos eran sedosos, rojos como la sangre y su piel era pálida y opaca pero muy tersa y lisa. Su hermano David era muy parecido a mí cuando conocí a mi padre, un niño con una mente muy curiosa sobre la naturaleza y con ánimos de entender el funcionamiento de las herramientas de carpintería y siempre buscaba mantener esa alegría de vivir tanto como su hermana. Cuando empecé a conocerlos de verdad y luego de ver el cordón que emanaba de Sofía, pude entender que era real lo que mi padre siempre me decía, yo deseé ser parte de clousernis y comprendí que para ello tenía que amar a Sofía de verdad, y con ello pude descifrar el primer y gran mensaje que me dejó mi padre cuando era niño: “La vida humana ciertamente es el tesoro más grande del mundo, hijo mío, pero el ser humano trasciende todo ello y los límites que denominamos vida”.
El día que mi padre falleció, comprendí eso y empecé a quererlo aún más que cuando él estaba vivo y aprendí a amar a Sofía y a mis demás hermanos de verdad. Ciertamente comencé a generar verdadera empatía por ellos y hacía lo que estaba en mis manos por verlos felices, y aunque muchos se distanciaron del sendero que formó mi padre, siempre los quise y los querré. Aún recuerdo el día en que elaboré unos tapices de unos hermosos muebles para los niños en la salita de juegos, recuerdo con tanta felicidad las caras de alegría que Sofía y David desprendían cuando los terminé de hacer, emanaban tanto brillo de sus rostros como el resplandor de clousernis y a mis niños les encantó. Siempre adoraban sentarse allí, y sobre todo porque constantemente estabas con ellos, nos sentábamos en tu mueble junto a tu querido hermano, Sofía, ustedes siempre estarán allí y en nuestros corazones. Fue una felicidad casi plena, viví el resto de mi vida siguiendo la filosofía de mi padre , siempre buscando crear más lasos humanos que se extendían hacia el infinito. Nuestra meta era clara, solo queríamos lograr la felicidad y trascender como simples seres mortales para seguir los pasos de nuestro padre, clousernis siempre fue el puente que nos conducía a él.
Nunca comprendí el día que decidieron encerrarme en esta habitación oscura y tenebrosa, atrapado y sentado en esta silla y experimentar la falta de amor de mis hijos por su ausencia. Esas personas eran realmente siniestras, solo hablaban entre ellos los nombres de los miembros de mi familia, creí que les harían algo; y cuando mencionaron a Sofía y David me llené de furia pues en sus voces destilaba resignación y lástima, ellos no poseían el fulgor de clousernis y sus mentes nubladas estaban fijadas en un pasado remoto. Ya no falta mucho, voy a seguir tus pasos padre, dentro de muy pronto la familia estará reunida nuevamente, nos volveremos a ver junto a Sofía con nuestros queridos hijos.
*Aquel oscuro pero caluroso día de verano durante el fin de semana de fiestas pascuas en 1993, Makrend Periet fue condenado a muerte a la silla eléctrica por los crímenes cometidos contra lesa humanidad ocasionados durante los últimos 33 años en la localidad de Countasaire. Él y su “familia” eran fieles seguidores de una secta denominada “Los hijos de Arsael”, que idealizaban al ser humano como un tesoro, sin importar si seguían vivos o no. Puesto que al morir utilizaban sus huesos y pieles para crear muebles para los niños que formaban, infundiéndoles que sus ancestros estarán presentes y cuya utilidad jamás desaparecerá. Aquellos que estaban por desertar de la doctrina eran desollados vivos para mantener vivo el último momento que fueron leales antes de “corromperse del todo”, aquello infundía miedo y resignación entre los posibles rebeles y pasión entre los creyentes fervientes. Todos buscaban retornar a Arsael y esperar el día en que él reencarnara, pero para ello necesitaban mostrarle respeto y admiración, y continuar con su dogma incluso después de morir, ya que con esa deformada doctrina utilizaban a los niños para no cortar el laso que denominaban "clousernis", un laso que según ellos servía para comunicarse entre los seres vivos y aquellos que "trascendían al plano espiritual". Era un laso que ellos afirmaban que les permitía contactarse con Arsael.
Entre las herramientas ,muebles y algunos órganos disecados que fueron encontrados en la cabaña (ubicada remotamente a las afueras del pueblo de Countasaire) también se descubrieron unos lienzos de piel humana dibujados con crayones de cerumen, e indicios de pisadas de niños que habían jugado en una salita de juegos dentro de un oscuro sótano. Felizmente todos los infantes fueron rescatados, con excepción de uno que se escabulló por el sendero del rio y evitó que el alguacil y sus subalternos le encontraran a tiempo, era un menor de edad de unos 9 años al que los demás niños rescatados le nombraban como Arsael.
Desde que era niño, siempre he sido bueno contando historias y en mi vida adulta me gano la vida con ellas. Después de todo un periodista que no sabe narrar ni influir en sus lectores no es un buen periodista.
Pero nunca me han gustado las historias de terror. Todo es divertido hasta que se vuelve realidad y a veces las historias de terror se vuelven realidad. Por eso solo he contado una historia de terror en toda mi vida.
Se la conté a una chica de mi clase cuando teníamos 12 años. Ella realmente me gustaba: pelo castaño, piel blanca, grandes ojos cafés y dos pechos, tenia pechos grandes para su edad.
Tenia una actitud exageradamente infantil casi como un niño de 4 o 6 años. Berrinches, preguntas incomodas juegos y travesuras infantiles era su dia a dia.Y la mejor prueba de su actitud era Mary, un pequeño perro de peluche de color blanco que cargaba a todos lados.
Por esa actitud demasiado infantil era relegada por casi todos en la clase. Por casi todos excepto por mí, después de todo ella realmente me gustaba, aunque no se lo hubiera dicho.
Era linda, inteligente, audaz, veloz, no le importaba lo que dijeran los demás y desde luego tenía un buen cuerpo. Me gustaba todo de ella menos Mary. Ese perro de peluche realmente hacia que me diera pena hablar con ella.
Solía usara ese animal para que hablara en por ella. Hacia un tiple de niño pequeño para imitar su voz y repetía "Guau-guau esto" "Guau-guau aquello"
Cada que ella no se atrevía a hablar de viva voz aparecían el perro y su ladrido.
Era realmente irritante, en especial cuando lo usaba para pedirme que le contara una historia de terror.
— Guau-guau, cuéntame una historia, por favor
Un día cansado de oírla decir “guau-guau” finalmente cedí. Le conté una historia y la llame la pequeña cosa del mal. Nunca debí haberlo hecho.
Le conté sobre una niña y su perro blanco al que quería mucho. Le conté como un día olvidó alimentarlo y lo dejó en casa solo mientras ella se iba de vacaciones. Le conté de lo que encontró a su regreso: la casa en ruinas, masticada todo roto, arañado y mordisqueado. Le conte que el perro estaba echado en su cama y en cuanto la vio se abalanzó sobre ella para comer al final. Se lo conté porque ya no soportaba a ese perro.
Se quedó en shock. Sus ojos se volvieron como platos con lágrimas rodando por sus mejillas. Comenzó a llorar y salió huyendo sin su perro.
De sobra esta decir que se enojó conmigo. Por días no me hablo, pero también dejo de traer a su perro a la escuela. Su actitud infantil cambio.
Su popularidad creció de pronto. Los niños intentaron acercarse a ella y las niñas dejaron de hacer reproches sobre su conducta y su cuerpo. Todos parecían aceptarla.
Comenzó a arreglarse y portarse como una jovencita. Se volvió dulce y coqueta, comenzó a portarse como el resto de las chicas de su edad.
Un par de semanas después se acercó a mí silla, en medio del salón, con una actitud francamente seductora. Me agradeció por hacerla ver lo infantil que se veía con ese perro. Me contó una serie de cambios que hizo en su vida para verse más “acorde a su edad” y me culpo por su recién descubierto miedo a los perros.
Platicamos largo rato hasta que, casi obligado por ella, me declare.
—Tardaste un poco decirlo no crees
Se inclinó y me dio un pico en los labios. Esa tarde fue mi primer beso. A la mañana siguiente fue mi primer colapso.
La encontraron con el abdomen abierto y la garganta destrozada. Sus órganos internos no estaban, como si algo se los hubiera comido. Pero no fue lo grotesco de la imagen lo que me ocasiono el ataque, más bien fue el perro. En la fotografía que el policía me mostró se veía claramente a Mary, sobre la cama, con el hocico ensangrentado y ciertamente mucho más grande que la última vez que lo vi, cuando lo tiré en el basurero.
Es el 30 de septiembre y mis vecinos han adoptado un gato, era ya uno adulto segun me dijeron.
Es la noche del 1 de octubre, escuché a alguien caminar por mí techo, nunca antes había escuchado nada, supongo que será el gato de al lado.
Ya es la noche del 2 de octubre, las pisadas suenan un poco más fuertes, quizás el gato está cazando algo.
Hay una tormenta hoy en la noche del 3 de octubre ¿El gato está buscando refugio en el techo? que gato más extraño para hacer ruído hasta en una tormenta.
En la noche del 4 de octubre escuché una teja rota ¿Tan gordo era el gato? No lo había visto, supuse que sí y me dormí.
En el día del 5 de octubre subí al techo a reparar la teja y noté algo extraño, animalitos muertos por todo el techo ¡Vaya que ese gato tiene energías!.
Es la noche del 6 de octubre volví a escuchar una teja rota, lo dejaré pasar porque de todas formas pronto me mudaré.
El 7 de octubre ocurrió lo mismo, una teja rota de nuevo... vaya que la casera se enojará al ver el techo destruído cuando me vaya, pero no importa, nunca me cayó bien esa vieja amargada.
Durante 7 días más, seguí escuchando una teja rota por noche.
El 15 de octubre mis padres vinieron de visita. Como solo tengo una habitación, les dí la cama a ellos y yo dormí en mi bolsa de dormir. Oh, al parecer hoy el gato se quedó en su casa, no hay ruído alguno.
Mis padres se fueron el 17 de octubre y esa misma noche los ruídos volvieron mucho más fuertes que antes.
18 de octubre y no puedo dormir ¿De verdad lo que está en el techo es un gato? parece como si alguien estuviera intentando excavar y hacer un hoyo.
19 de octubre, hay un festejo en la casa de mi mejor amigo, me quedaré a dormir con su familia esta noche.
El día del 20 de octubre volví a subir al techo para reparar las tejas, vaya que sentí escalosfríos al ver un pequeño hoyo en el techo y muchas tejas rotas ¿No será esto obra de ratas?
El 21 de octubre llamé a un fumigador de plagas, me dijo que mi casa estaba en perfectas condiciones, solo que soy un desordenado. Esa misma noche volví a escuchar ruídos, esta vez fue un golpe.
22 de octubre y de nuevo hay una tormenta, lo peor de estas cosas es que suele fallar la electricidad. Quiero abrir mis cortinas para que al menos la luz de la calle ilumine mi habitación... pero tengo un mal presentimiento.
23 de octubre... Ya no puedo seguir así, mañana iré a ver a los vecinos porque al parecer hoy no se encuentran en casa. Es de noche y estoy aterrado, hace años que no duermo con las luces encendidas.
24 de octubre. Fui a ver a los vecinos y me enteré de algo que no quería saber... el gato que ellos adoptaron es parapléjico, jamás se hubiera podido subir a mi techo. Antes de que oscureciera llamé a la policía para que rondaran por mi casa, les dije que posiblemente un ladrón anda suelto. Dormí más tranquilo esa noche
25 de octubre. Mis compañeros de trabajo me han preguntado por qué últimamente estoy tan intranquilo, siendo que soy un muchacho calmado ¿De verdad piensan que yo diré que tengo miedo de algo que ni yo sé que es? les respondí que solamente son problemas familiares. Al volver a casa noté que ya los policías no estaban haciendo guardia cerca de mi casa, los llamé y me dijeron que hoy están persiguiendo a unos ladrones y que no tienen tiempo para vigilar. Tomé unas pastillas para dormir porque sabía que no podría dormir tranquilo esa noche.
26 de octubre. Falté al trabajo por quedarme dormido, al despertar vi un pequeño agujero en el techo por el que entraba la luz del sol. Definitivamente algo extraño está sucediendo, presté la cámara de un amigo y antes de que oscureciera, la puse en el techo para grabar y ver qué es lo que ocurría. De nuevo tomé mis pastillas pero antes de dormirme puse tres despertadores.
27 de octubre 6 am, subí un rato al techo y vi que el agujero por el que entraba el la luz del sol se hizo más grande, bajé la cámara y la guardé para ver las grabaciones durante el trabajo. 13:00 pm, descanso para almorzar, preferí utilizar ese tiempo para ver la grabación... mala idea. Al revisarla noté que de 19:00 pm a 22:00 pm no había nada raro, pero de 23:00 pm a 5:30 la pantalla se oscureció y solo se podía ver una silueta negra. ¿Cómo esperan que vaya tranquilo a casa luego de ver eso? Por suerte es viernes y día de paga, invitaré a mis compañeros a beber toda la noche.
28 de octubre. Ya estoy en casa pero con una jaqueca terrible por culpa del alcohol, creo que mejor paso el fin de semana haciendo actividades con mis amigos, no soy de salir mucho pero esta vez lo haré.
30 de octubre. Es lunes y mi techo está cada vez peor, creo que dormiré en la sala hoy. Sonidos de nuevo ¿Es que esa cosa me persigue? mierda, ya no tengo pastillas. No puedo dormir, mañana tengo trabajo y viene el jefe a inspeccionar la oficina ¿Es que acaso este mes me odia?. No pegué un ojo en toda la noche por el terror que sentía.
Mañana del 31 de octubre. No dormí, escuché sonidos fuertes durante toda la noche, alguien definitivamente quiere entrar a mi casa. No pude concentrarme nada en el trabajo y hasta me dormí ¿Qué ocurrió? Me descontaron un día de trabajo, vaya que me puso de mal humor. Estaba muy cansado, al llegar a casa solo quería dormir, pero tenía el presentimiento de que no despertaría vivo si me dormía. Me puse a ver vídeos en youtube para calmarme, pero de nada sirvió. Esta vez escuché golpes fuertísimos, definitivamente esa cosa me estaba persiguiendo y quería hacerme daño. Llamé a mis padres para que me buscaran, pero la casa queda a una hora en auto. ¿QUÉ HARÉ? estoy desesperado, algo me pasará si no me voy de esta casa pronto. Tengo miedo, tengo sueño, mis padres están en camino ¿Estoy loco? ¿De verdad algo me persigue? Estoy muy cansado, solo dormiré unos minutos en lo que llegan mis padres, ya ni puedo pensar con claridad.
Al llegar los padres del chico se toparon con su techo derrumbado y su hijo muerto entre los escombros. La madre asegura que vio una sombra oscura encima de los escombros.
Definitivamente el chico no se había vuelto loco y en el techo nunca hubo un gato.
BakaAniki said: bah, no me da el tiempo, no la pude terminar y ya voy tarde para dormir.
T__T
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Mi votación:
1- Una hermosa voz (puta mente desquiciada y retorcida que lucha contra la realidad wn)
2- Solo El Viento (duuude ese final...)
3- DIFERENTE (¿¿¿Eres Andres o su amigo???)
4- La pequeña cosa del mal (las cosas poseídas me gustan :3)
5- ¿Gato en el techo? (wtf la técnica del cansancio (?)
“I’ve found it. I finally found it. Something only I can protect...
A precious treasure only I can protect. It was right here. Right in front of me, all along…”
1- Me encanta sentarme contigo (Muy bueno, pudiste escoger un mejor título)
2- Una hermosa voz (Tanis no puso algo troll esta vez, wow)
3- Canicas (Buen elemento sobrenatural, pero porque el color blanco?)
4- ¿Gato en el techo? (Eso era un gato, a mi no me engañas (?)
5- Él (Algo simple, pero me gustó)
1- Una hermosa voz se lleva 5 puntos
2- La pequeña cosa del mal se lleva 4 puntos
3- Él se lleva 3 puntos
4- Solo el viento se lleva 2 puntos
5- ¿Gato en el techo? se lleva 1 punto
1- Una hermosa voz 5 puntos. (:pacha:)
2- Canicas 4 puntos.
3- Solo el viento se lleva 3 puntos.
4-Él 2 puntos.
5- Me encanta sentarme contigo 1 punto.
1°- A "Canicas" le doy 5 puntos por lo angustiante del relato y la resignación de su protagonista de siempre vivir con miedo.
2°- A "¿Gato en el techo? " le doy 4 puntos por ser una buena crónica, inquietante y puntual, de esos fuertes ruidos en el techo.
3°- A "Diferente " le doy 3 puntos por recordar que para sentir angustia y miedo no se necesita de un factor sobrenatural.
4°- A "Él " le doy 2 puntos por su macabra narrativa de una experiencia traumática.
5°- A "Caras en la oscuridad " le doy 1 punto por su interesante concepto de un sueño del que esperas poder despertar.
Todas son grandes historias pero esta 5 son las que, en mi opinión, considero mejores.
1. Una hermosa voz. (5 puntos)
2. Me encanta sentarme contigo. (4 puntos)
3. Canicas. (3 puntos)
4. Sólo el viento. (2 puntos)
5. ¿Gato en el techo?. (1 punto)
1- "Una hermosa voz" se lleva 5 puntos.
2- "Canicas" se lleva 4 puntos.
3- "¿Gato en el techo?" se lleva 3 puntos.
4- "Caras en la oscuridad" se lleva 2 puntos.
5- "Sólo el viento" se lleva 1 punto.
avisen si ven cualquier error
*en caso de empate las historias están ordenadas según fueron escritas (la primera que fue escrita aparece más arriba y así)
**los 3 que quedaron en tercer lugar obtienen un premio
Wow. Triple empate? No puedo creerlo. Ojala alguien mas hubiera votado para romper los empates, pero en fin... felicidades a todos, en especial a @Tanis01 por ganar y organizar este concurso. Hubo muy buenas historias y fue un gusto poder leerlas todas.
